Suele ser habitual que el discurso político que persigue erradicar las violencias motivadas por la orientación sexual, y la expresión e identidad de género de sus víctimas -lo que vulgarmente se conoce hoy como «Movimiento LGTB»- insista en que comparte orígenes y metodología con el Feminismo, e incluso que afirme que gran parte de sus éxitos se deben, precisamente, a los logros alcanzados por el movimiento feminista.
Pero me preocupa observar que rara vez se llega a explicar a qué orígenes, métodos y logros se refiere este movimiento reivindicativo que llamamos nuestro cuando se vincula con el Feminismo. Creo que hoy, 8 de marzo, es el momento adecuado para escribir algunas líneas sobre esta vinculación que, siendo cierta, nunca está suficientemente explicada, reivindicada y, faltaría más, agradecida.