La Guerra (Trans) de las Galaxias

Esperar, esperar, esperar… Aquellas personas que no tenemos reconocidos algunos de nuestros Derechos Humanos hemos aprendido, como insistentemente dice mi amiga Carla Antonelli, a esperar hasta que a alguien se le ocurra dignificarnos manifestando públicamente que sí, que también tenemos derechos, y que deben ser respetados. Pero llega un momento en que la espera se nos puede hacer eterna y no nos queda otra que salir a luchar, para defendernos, contra un Imperio Normativo que, desde su oscuridad más absoluta, trata de obligarnos a seguir esperando, eternamente. «Siempre mañana, y nunca mañanamos», que escribió Lope. Ésta es la historia de esta semana, en la que un grupo rebelde a esa oscuridad, pero mayoritario en la Asamblea de Madrid, ha conseguido sacar adelante la Proposición de Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación.

Ha sido una batalla difícil. Se trata de un texto que viene presentando el PSOE de Madrid desde hace ya más de cinco años, y que constantemente ha sido votado en contra por el Partido Popular, incluida la Presidenta de la Comunidad Cristina Cifuentes. Pero esta vez los equilibrios de poder han cambiado. Esta vez  en nuestro Parlamento Regional el Grupo Socialista, junto a los nuevos Podemos y Ciudadanos, forman una mayoría suficiente para que esa proposición, que ha venido desarrollándose durante tanto tiempo junto a los colectivos, salga adelante. Eso sí, con los populares constantemente poniendo obstáculos en nuestro camino hacia la luz de los derechos.

No ha sido proceso complicado porque hayan hecho falta numerosas reuniones entre partidos y colectivos. Ha sido difícil porque una vez más se demuestra que el Partido Popular, cuando organiza una reunión, suele esconder segundas intenciones. Esta vez trataban de justificar con una fotografía activista su propuesta legislativa, hecha a espaldas de las organizaciones sociales, para tratar de imponer su texto oscuro a toda costa. Es parte de esta campaña con la que los populares tratan de limpiar su imagen como adalides de la discriminación contra lesbianas, gais, transexuales y bisexuales. Aunque Oyarzábal cante como las sirenas, aunque Cifuentes nos sonría sin cesar, aunque Ana Camins intente hacernos olvidar que hace muy poco negó que en nuestro Madrid existiese la discriminación.

Finalmente lo hemos conseguido. Dos veces, además. Porque no contento el Partido Popular con presentar una ley oscura para hacer frente a la ley que estaba iluminaba por nuestro activismo, quisieron que además fueran votadas al mismo tiempo. Y se han encontrado con que no sólo se ha aprobado la proposición de PSOE, Ciudadanos y Podemos, sino que, al llegar a la votación de su texto, ha sido enmendado por la misma proposición de esos tres partidos. Nuestra espera ha sido compensada gracias nuestro propio esfuerzo. Cuando nos hemos cansado de esperar y hemos decidido actuar, colaborar colectivos sociales y partidos políticos comprometidos con nuestros derechos, y presentar nuestra Ley Integral de Transexualidad, hemos vencido en dos batallas a la oscuridad de la intolerancia. En la Comunidad de Madrid las personas trans tienen ya reconocidos sobre el papel sus derechos, ratificada su dignidad. Y ahora, tras haber conseguido asegurar la dignidad de una minoría que había sido relegada al olvido, para que toda nuestra dignidad crezca, como madrileños y madrileñas, tanto trans como cisexuales, debemos llevar esa igualdad legal a la realidad. Conseguir que la dignidad, la luz de la libertad, llegue a todas partes y acabe con los últimos escondites de la oscuridad.

Por eso ésta es una guerra eterna, un conflicto al que tendremos que hacer frente sin fin. Porque después de el reconocimiento legal debemos difundir esa legalidad hasta convertirla en realidad, y seguir añadiendo reconocimientos. Después de esta Ley Trans se aproxima la que puede ser una de las batallas últimas: la Ley LGTB de la Comunidad de Madrid. Y si este proceso ha sido difícil, teniendo en cuenta que la próxima es una normativa que afecta ya a una de cada diez personas -uno de cada diez votos, piensa el Partido Popular-, el enfrentamiento será galáctico. Por eso conviene que, ya que nos hemos cansado de esperar y nos hemos puesto a legislar, sigamos en esa tarea, luchando nosotros y nosotras mismas por nuestras dignidades junto a los partidos que nos ofrecen su colaboración. Porque lo que importa es la luz frente a la oscuridad. Lo que importa es que nuestros derechos sean visibles. Como nosotros, como nosotras.

Publicado en Cáscara Amarga el 21 de noviembre de 2015.

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