Los académicos de Sodoma

Estaba anunciado: esta semana iba a ser votada la Ley Integral para la Igualdad Efectiva del Colectivo LGTB y Contra la Discriminación por Orientación Sexual o Identidad de Género de la Comunidad Valenciana a propuesta del Partido Socialista; pero finalmente, a pesar del apoyo de todos los partidos de izquierda, no ha podido salir adelante «gracias» al voto del corruptérrimo Partido Popular valenciano que, como ocurrió en Cataluña, pide primero consenso -cuando son estos ultraconservadores los únicos que disienten- y luego señala que la ley interfiere las competencias estatales… Cualquier excusa le sirve al Partido Popular para disfrazar ese vergonzoso odio irracional que nos tiene.

Pero, casi por azar, está organizada la respuesta. Y es que durante estos días la Comunidad Valenciana va a ser tomada por varios congresos y jornadas de activistas y pensadores comprometidos con la Igualdad de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales: el 13 y 14 de Noviembre se ha desarrollado en Valencia el Congreso Internacional sobre Educación Artística y Diversidad Sexual, con el apoyo de Lambda y FELGTB, el 15 de noviembre es en Alicante donde están convocadas las II Jornadas sobre Policía, Diversidad y Derechos, y este mismo fin de semana tenemos cita en Gandía para celebrar los XXVI Encuentros Estatales LGTB, a los que tengo el honor de asistir para hablar sobre el Orgullo y sus relaciones con la cultura de la fiesta popular.

Además, el mes se completa con una Jornada sobre transexualidad el 17 de noviembre en la madrileña Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá de Henares, organizada por la Asociación de Estudiantes de Medicina para la Cooperación y la Salud, para tratar de que sea mayor el conocimiento de las necesidades de las personas transexuales por parte del colectivo médico, y un encuentro el 15 de noviembre en la Clínica de la Luz de Madrid que bajo el título La Transexualidad en la Infancia y la Adolescencia afrontará el tema tan urgente de los menores trans, en el que participa mi querida amiga Carla Antonelli y está organizado por dos entidades a las que tengo especial aprecio: la Asociación Chrysallis de Familias de Menores Transexuales y la Fundación Daniela.

Esta misma semana hablaba con un buen amigo de cómo el activismo necesita no sólo de increíbles personas que dedican horas y horas a hacer carteles y convocar concentraciones sin esperar nada a cambio. No sólo necesitamos que, además, de tarde en tarde alguien nos dedique un tuit, un pequeño acto de visibilidad. Necesitamos ideas, y resulta preocupante observar que los hacedores del discurso, los constructores del pensamiento de la diversidad sexual y de género, acostumbran alejarse del activismo de calle para vivir en una reclusión casi monacal en la universidad. Y es más preocupante aún que esos maravillosos grupos de activistas de a pie, que tan imprescindibles nos son, en muchas ocasiones no traten por todos los medios de sacar a la calle a los escasos especialistas en esta materia, que siguen elaborando discurso muchas veces en solitario, alejándose de esta manera el pensar del hacer.

Bien es cierto que hoy, gracias a internet y las redes sociales, buena parte de la construcción del pensamiento sobre Diversidad Sexual y de Género puede llegar a las manos que tanto hacen en las calles, pero también es preciso tener en cuenta que el flujo de información que posibilitan las nuevas tecnologías es bidireccional y, aunque enriquece una y otra forma de hacer discurso saber qué se está haciendo en el pensar y en el hacer, es posible encontrarnos casos, no sin cierto escándalo, de textos rocambolescos que se hacen pasar por ciencia o de escritos de erudición elevadísima que pueden malentenderse e intentarse llevar a la práctica de calle en un mundo que aún no ha comprendido los fundamentos de nuestro pensamiento. Y ahí todos y todas los que hacemos, pensamos y escribimos tenemos una responsabilidad, y yo mismo el primero: hay que saber desarrollar la conciencia de auditorio, saber a quienes nos dirigimos, y entender la dificultad de hacer entender la Teoría Queer a una pareja heterosexual de cierta edad que sale de hacer algunas compras en El Corte Inglés de la madrileña plaza de Callao, y la inutilidad de tratar de explicar a una teórica queer cómo expresar sus complicadas ideas con un lenguaje sencillo que seguramente no se adecua a sus necesidades. Más grande es aún la responsabilidad si consideramos que no sólo esa pareja y la teórica queer han de enfrentarse a discursos confusos, sino que en muchas ocasiones son los y las jóvenes lesbianas, gais, bisexuales y transexuales quienes acuden al pensamiento escrito para ser capaces de entenderse mejor a sí mismas… Suele decirse que una de las especificidades de no ser heterosexual, frente a ser de otra etnia u origen nacional, es que no dispones en tu entorno de referentes y necesitas buscarlos. Ofrecer a la juventud diversa un texto errático puede hacerles errar en sus planteamientos y confundir aún más su ya confusa existencia.

Por eso es de agradecer que al menos este mes tengamos tantas citas donde activistas de calles y activistas de libros nos podamos encontrar y compartir ideas, para que nuestro discurso sea más claro, se enriquezca mutuamente a través del debate y seamos capaces de adecuar nuestras formas a nuestros fines. Es urgente una unión entre el hacer y el pensar: hacer pensamiento y pensar lo que hacemos. Y es también muy necesario destacar el importante papel de tantos y tantas pensadoras sobre diversidad, rescatar su admirable trabajo para el activismo de calle, porque si hay mucho que hacer en el activismo, también alguien tiene que pensar en el activismo. Si después de todos estos encuentros y jornadas tenemos más clara aunque tan sólo sea una sola línea de actuación que ponga en comunión hacer y pensar nuestras reivindicaciones serán mucho más perfectas. Lo suficiente como para hacernos entender mejor y para que, cuando nos encontremos con un personaje tan excéntrico como el pastor estadounidense James David Manning, que culpa a la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales de la propagación del ébola y afirma que el ingrediente secreto de Starbucks es el «semen de sodomita»; podamos decirle «usted ni lo ha pensado bien ni lo ha hecho bien».

Publicado en Cáscara Amarga el 15 de noviembre de 2014.

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