Totalitarismo y cuentos infantiles

Un cuento infantil sobre una pareja de dos hombres que educan a un niño, Nicolás tiene dos papás, está revolucionando Chile. Ya accesible incluso a través de internet, después de que desde Chile se pidiera que sea accesible a todos los jardines de infancia, la publicación de este relato, aunque guarda una relativa discreción, presentando incluso ocasionalmente a una mamá, intuyo que para rebajar el tono posiblemente reivindicativo del texto, ha abierto de par en par las ventanas de la diversidad familiar y las respuestas han sido contundentes, tanto de personas que apoyamos y celebramos que los niños y niñas puedan crecer disponiendo de referentes de todo tipo que enriquezcan su forma de entender el mundo como de otras personas, cada vez menos y más excéntricas, que siguen empecinadas en que el universo debe ser sólo tal y como a ellas les gustaría. Así, Jorge Sabag, diputado chileno por el partido Democracia Cristiana, nos ha regalado grandes frases para el recuerdo como

Mucho se habla de igualdad, respeto a la diversidad, pero lamentablemente muchas veces funciona como aplanadora con las creencias religiosas, se burlan de los cristianos e imponen a costa de mucha violencia sus ideas, por ende así como ellos piden respeto a su dignidad de personas, yo igual pido respeto para la dignidad de los menores de cuatro años y a sus padres que son los primeros educadores”,

o, de un modo aún más extravagante:

el Estado debe respetar la inocencia de los niños menores y el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones y no imponer al más puro estilo totalitario ideologías que ni siquiera están consensuadas en la sociedad chilena”.

René Saffirio, compañero de partido de este individuo que padece una extraña paranoia, porque se siente acosado como cristiano, no sabemos muy bien por qué, porque aquí nadie está hablando de religión -quizá él sea el único-, ha respondido contundentemente, favorable al cuento y añadiendo que el respeto a la diversidad es una necesidad en Chile; y yo, al conocer la extraña reacción del señor Sabag y sus declaraciones no dejo de hacerme una pregunta: ¿qué entiende este señor por totalitarismo? Gracias a los escritos de, fundamentalmente, Adorno, Hannah Arendt y Raymond Aron me es posible conseguir una definición de este concepto que me ocupa. ¿El activismo por los derechos de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales es un movimiento totalitario? Vamos a analizar Nicolás tiene dos papás y otro cuento cualquiera, La Cenicienta, y veamos cómo se ajusta el totalitarismo a las visiones de la realidad que aporta ambos ejemplos de narrativa infantil.

En primer lugar, Adorno nos habla de la mistificación del pensamiento totalitario, que acaba encerrado en sí mismo, haciendo imposible a quien participa de esa forma de entender su entorno que pueda aceptar la otredad. En Nicolás tiene dos papás vemos al pequeño protagonista visitar a su amiga Florencia y disfrutar de la compañía de su padre y madre presuntamente heterosexuales, esto es, un niño criado por dos hombres aprecia el estilo de vida de una niña criada por una pareja de distinto sexo. En La Cenicienta, por su parte, ni siquiera existe la posibilidad de una otredad: no hay mujer que no quiera que ella misma o sus hijas sean seleccionadas por el Príncipe. Así, La Cenicienta aporta una visión mistificada del mundo: no existe nada más que la versión oficial del discurso sobre sexo y género que nos ofrece, mientras que Nicolás tiene dos papás conoce y respeta varias formas dentro de su discurso.

Arendt nos aporta la útil herramienta del análisis de la propaganda, propia de un régimen totalitario. Esta propaganda dibuja como mejor el orden mundial que ofrece, lo ensalza y lo convierte en deseable. En La Cenicienta encontramos hadas y transformaciones mágicas que posibilitan la consecución de los deseos personales, mientras que Nicolás tiene dos papás ofrece una visión simplemente buena del mundo en que se desarrolla el protagonista: es feliz, pero no gracias a la magia, sino sencillamente aportando experiencias verosímiles de cotidianeidad familiar.

Aron nos ofrece más rasgos del totalitarismo, de los cuales podemos rescatar en nuestro caso el empleo del terror como forma de control. Nicolás tiene dos papás no emplea en ningún momento la dialéctica del miedo que controla, pero La Cenicienta sí que lo hace: la protagonista vive bajo la opresión de su madrastra y cualquier muestra de disconformidad es reprendida, e incluso cuando escapa de casa para acudir al baile existen unas normas específicas: volver antes de las doce, bajo pena de transformación.

Después de este brevísimo análisis del texto que nos ocupa, comparado a vuela pluma con otro texto clásico, al hilo del totalitarismo de que acusa Sabag a la cosmovisión activista, podemos recuperar sus palabras para ver quién está ofreciendo realmente un comportamiento totalitario. Veremos que el diputado aporta una reivindicación cristiana que no viene a cuento, y hemos de cuestionarnos si es que acaso en su planteamiento es indisoluble religión y familia, y que es la forma religiosa de la familia tradicional la única válida e incuestionable. Puede que este extraño personaje esté tratando de hacer de su ideología la postura oficial que debiera ofrecer el Estado de Chile frente a la familia y la diversidad familiar. Y esa confusión entre pensamiento particular y pensamiento oficial es, precisamente, una de las características del totalitarismo. Otra, por supuesto, es presentar a todo aquel que cuestione esa «verdad única» como un agresor, un peligro para la sociedad que aún no existe -ni debiera existir nunca- que el totalitario pretende imponer. Frente a él, MOVILH, el colectivo chileno en defensa de los derechos de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales, ha publicado un cuento infantil, sencillamente. Un cuento donde no sólo ofrecen su realidad familiar, con una pareja del mismo sexo que educa a un niño; sino que ofrece otras posibles formas de familia, como es la familia heteroparental.

Así que frente a la duda previa de si es totalitario el activismo por la diversidad sexual y de género, podemos ofrecer ya una respuesta: en absoluto, pero sí tiene peligrosos tintes de totalitarismo, en cambio, el discurso mantenido por la homofobia, la bifobia y la transfobia. Ante esto, un fuerte abrazo a las compañeras y compañeros de lucha del MOVILH: estamos a vuestro lado, y mil gracias por un cuento que nos habla de la realidad diversa, sencilla y cotidiana. La realidad que compartimos con quienes no son como nosotros, la realidad que no busca más total que el de la Igualdad. ¡Muchas gracias!

Publicado en Cáscara Amarga el 1 de noviembre de 2014.

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